domingo, 20 de enero de 2008

Parque el Retiro: Un espacio para la diversidad


Fotografías de Leonardo de Albuquerque
Madrid-Retiro (2007-2008)

Estuve hospedada, en este viaje, en un apartamento ubicado en una zona bellísima. Ibiza era la calle que me acogía. Y justo a una cuadra se encuentra, amplio, verde y frondoso el parque el Retiro.

Es un lugar bellísimo. Una extensión de tierra que existe mucho antes de que Madrid se constituyera como la ciudad que es hoy. Es un espacio bien organizado y diseñado, que antes les pertenecía a los Reyes, pero que luego se habilito para el público en general. Y presta sus servicios desde las primeras horas de la mañana hasta las 11 de la noche.

Era un lugar especial para visitar todos los días. Quedaba cerca de mi casa y además es un lugar maravilloso, que en cada caminata te regala una sorpresa, un descubrimiento diferente.

Como espacio público, agrupa a todas horas del día, a gente de todas las edades, posiciones sociales, creencias, procedencias… Es un parque donde todas son bienvenidos, donde hay cabida para el disfrute de la colectividad. Se pueden ver ancianos tomados de la mano caminando, parejas de enamorados en los barquitos recorriendo la laguna, artistas expresando su arte, niños corriendo y jugando con sus pelotas, gente patinando, manejando bicicleta, hombres y mujeres trotando, turistas posando con su mejor sonrisa para las fotos… Es super interesante, porque no solo se puede estar en contacto directo con la naturaleza, sino que las artes, la escultura, la música, los títeres, la dinámica europea de vida, con la esencia de la gente.

Todo esto nos hacía pensar y discutir (Grecia, Leonardo y yo) que interesante fuera que dentro de ciudades como las nuestras, como Caracas, se habilitaran espacio como estos. Que magnifico fuera que pudiéramos perfeccionar parques como los que ya tenemos, articularlos con la ciudad, activarlo con actividades culturales y motivar a las personas para que los disfruten, para que sea un espacio de integración, que permite elevar la calidad de vida de los ciudadanos, que hace más cómoda y agradable nuestro transitar por la ciudad.

Siempre recordaré el parque el retiro por eso, porque esta lleno de cosas interesantes, te conecta mágicamente con diversos puntos de la ciudad y sobre todo porque el verde, la cultura, las artes y la vibra de la gente, hace de este un espacio digno, sabroso y adictivo… quien viaje a Madrid debe conocerlo y quien lo conozca de seguro sembrará en su ser la iniciativa, las ganas de hacer posible que un espacio como este sea disfrutado por quien se lo merece, el ser humano de cualquier ciudad del mundo.

Definitivamente este lugar es mágico, siempre tiene secretos que esperan por ser descubiertos. Cada vez que lo caminas algo inesperado te encuentras….

¡Feliz año en Madrid!... Diox!!!


Fotos de Oriana Martínez y Leonardo de Albuquerque._ Madrid 2007 y 2008











1._ Av. Alcalá
2._ Mis bellos zapaticos rojos













La navidad para la humanidad es la época de los encuentros, de los perdones y la fraternidad, de la unión en familia… Toda mi vida he estado en compañía de ellos, de mis padres, de mi hermana, tíos, primos y abuela para recibir cada año que se acumula en mi vida… pero el 2007 quiso ser diferente. Y aquí estaba, bien lejos de todos, en compañía de unos nuevos tíos, tíos de la vida, tíos de las circunstancias hermosas que nos han unido… en Madrid, a la espera de un nuevo año, del año 2008 que ya se acerca.

Parados en las fronteras de la meta de 365 días, era hora de disfrutar los tres juntos, después de tanto tiempo. Salimos a pasear por la ciudad que nos acogería en estos días. Madrid se vestía de gala para esa noche, mientras la gente disfrutaba de la compañía de sus seres queridos en parques, plazas y cafecitos. Habíamos preparado nuestra agenda para ese día, así que nos correspondía ir a degustar en un barcito, muy tipo en el centro, una deliciosa paella Mmmmmmmm!!!

Un lugar excelente, muy buena atención, la música alegre, animada y sobre todo gente diversa, feliz de la vida, degustando sus deliciosos platos de fin de año.






De allí nos fuimos a pasear, a recorrer por ultima vez, en el 2007, las calles hermosas que nos conducían a la plaza mayor, para ver a la gente comprar y desfilar sus pelucas sin prejuicio, sin importar edad, sexo ni que dirán. Luego, como el frío se hacía sentir, fuimos a un cafecito, un lugar donde nos tomamos un rico chocolate caliente y unos churros para amortiguar.

Al salir de allí, el reloj marcaban las 7 de la noche y una música al final de la avenida nos decía que todo estaba listo en la Puerta del Sol para darle la bienvenida al 2008. Llegamos allí, ya la gente se estaba comenzando a acercar y los medios ya tenían sus lugares para cubrir el evento. El reloj majestuoso continuaba marcando el transitar del tiempo mientras en las paredes del edificio un juego de luces y un material multimedia se proyectaba contando la historia de Madrid, hablando sobre acontecimientos de diversas épocas en tierra española.

Era una experiencia bonita y bien planificada. La gente con sus 12 uvas y su vino preparado para cuando fueran las doce, bailaban, brincaban, reían, recordaban… Parados allí, moviendo nuestro esqueleto y luchando con la filmadora para que funcionase, comenzamon a congelarnos. La temperatura ya había bajado y ni sentia mucho mis pies.

Así que decidimos venir a casa para cenar en familia y recibir el año calienticos. A las 10:45 ya estábamos en el apartamento, colocamos nuestra mesa y llenamos nuestra barriguitas. Recordamos con melancolía a los seres queridos, a esos que estaban lejos pero que no dejaban de pasar por nuestras mentes. Con un fondo de música ochentosa evaluamos el año que se iba, cerramos ciclos importantes y determinamos nuevos proyectos… En mitad del proceso el reloj nos alerto… Diox!! Faltaban 5 pa las doce, como nuestra famosa canción.

Paramos la conversa, la evaluación la terminaríamos en compañía del 2008. Encendimos la televisión y allí estaba la gente, justo en la Puerta del Sol. “Esos son los Cuartos”, dijo el locutor. Así que tomamos nuestros vasos y comenzó la acción. Una, dos, tres….diez, once, doce…. ¡Feliz Año! Se escuchó. Sacamos las maletas, el billete con el arroz no nos faltó.


Muchas gracias universo por darme esta oportunidad, por permitirme afrontar mis miedos y enseñarme que hay mucho más allá.

Feliz 2008 para todos._
Que el universo siempre nos regale lo que como hombres hemos sembrado.

El Prado: Una experiencia sublime


En esta época donde Madrid es tan concurrido, entrar a uno de los lugares más insignes de este país es toda una travesía.

Una cola inmensa con gente de todas las nacionalidades a tu alrededor te hace pensar: ¡Uff que emoción!... pero luego de algunos minutos la cosa cambia, el frío se te mete por los huesos, la temperatura inclemente baja. Pero la mente es la mejor aliada, de solo pensar que tus ojos conocerán en persona a todas esas obras de arte: pinturas y esculturas, que te enseñaron en el liceo, en artes plásticas, hace que la emoción luche con el frío, y que un calor imaginario haga más amena la cola.

Después de un ratico el tique estaba en mis manos… Si!! El Prado me esperaba. Pase por la entrada principal, de forma glamorosa la gente podía dejar sus abrigos para que la visita sea más amena. Los que no deseen dejar nada, pueden pasar por un detector de metales y si todo va bien en menos de 5 minutos estarás en una sala hermosa, amplia, calientica, con una zona de información para que con los datos necesarios emprendas la travesía.

Tomé mi mapa, algunos folletos interesantes y comencé mi recorrido. Velázquez, el sevillano, genio en pintura, me deleitó con sus trazos. Que cuadros hermosos hay en ese lugar. Las Meninas un espectáculo, provoca quedarse allí parado, por un largo rato, admirando, descifrando mensajes, captando detalles…

Sentí que el tiempo se detuvo. Son muchas cosas lindas e interesantes las que hay para ver allí dentro, tanta arte, tantas fotografías hechas a mano, tanto color, tanto detalle. Me impresiona reflexionar sobre como gente, con tanto talento, tanta destreza en sus manos construía tanta perfección.

Assis: una ciudad para recordar._

Artìculo en Construcción._





















martes, 1 de enero de 2008

Roma: un viaje al principio de los principios

Fotos de Leonardo de Albuquerque._ Roma 2007

No estaba en los planes ir a Roma, pero las cosas cuando tienen que ser serán. Recibimos la invitación del profesor y pedagogo Francesco Tonucci de ir al último “Consiglio dei bambini” que se realizaría en esta ciudad Italiana. Animados dijimos que Si!!! Y la aventura comenzó.


Nos montamos en un avión a las 6:30 de la mañana con solo una mochila en nuestros hombros. Después de dos horas de viaje placentero llegamos a Fiumichino, el aeropuerto más loco y desorganizado que he conocido, no es que viaje mucho, pero de los pocos que he pisado, este se lleva la medalla. El idioma no nos ayudaba, pero machucando el ingles intentábamos dar con las oficinas de la aerolínea con la que habíamos viajado. Teníamos que confirmar nuestros pasajes de regreso antes de irnos a recorrer la ciudad.

Aeromozas odiosas, colas horribles en las oficinas de información, malas indicaciones en el aeropuerto… todo estaba en nuestra contra. Después de andar por aquí y por allá, de preguntarle a unos y a otros dimos con la oficina, y la señora nos indicó entre dientes donde era la estación del tren.


¡Por fin una persona amable!... la chica que vendía los boletos del tren hablaba un poco de español. Con una sonrisa en su rostro nos explico en el mapa las rutas que debíamos hacer y los lugares que podíamos visitar. Como teníamos hambre y faltaba un poco para partir, decidimos comernos una pizza. Déjenme decirles que nada que ver con las deliciosas pizzas que venden en Caracas, extraño pero cierto.


Ya montados en el tren comenzamos a ver las afueras de Roma, sus casas, edificios, las estaciones de tren excesivamente grafiteadas... Leonardo comenzó a conversar con un señor que estaba cerca de nosotros, allí descubrimos que él conocía Caracas y nos comentó que le encantaba el trópico. Este compañero de viaje italiano nos recomendó bajarnos en una estación y enlazar con el metro para llegar directamente al Coliseo.


Y así lo hicimos. Cuando llegamos a la estación del metro sentimos que algo estaba mal. Traíamos como referencia las bellas instalaciones del metro de Madrid y algo nos decía que en Roma las cosas no eran así. El anden estaba descuidado, no habían mapas ni indicaciones para los turistas, había mucha gente extraña a nuestro alrededor y paredes grafiteadas seguían siendo el paisaje. El metro se dejo ver al poco tiempo, lucía viejo y maltratado. Y así era, se presentó ante nuestros ojos totalmente rayado, sucio, con mal aspecto, te hacía sentir inseguro…

Pero esa experiencia paso al poco tiempo. Como en un viaje fugaz por el tiempo, al salir de la estación nuestros ojos se encontraron con el majestuoso Coliseo. Allí esta, en lo que hace tiempo había conocido en libros de historia. La música, la gente, los turistas, personas vestidas de época, carruajes, caballos… todo nos erizaba el cuerpo. “Diox estamos en el principio delos principios, en la cuna de la civilización”.



Como era domingo, las calles estaban cerradas y el peatón
tenía privilegio, por eso pudimos caminar con calma, viendo cada cosa, disfrutando cada detalle, cada ruina, remontándonos en la historia, recordando todos los acontecimientos que se dieron cita en este lugar. Fue mágico, muy mágico, recorrer el Coliseo, El Foro Romano, La estación de tren Termini, El Vaticano…

Después de ese recorrido nos fuimos en autobús a la estación Termini, debíamos tomar ese mismo día un tren hacia Assis, una ciudad hermosa, tema para otro artículo. Lo importante del asunto es que Italia tiene poco control sobre los pagos de transporte, mucha gente sube y baja sin pagar ni medio, pues las personas que manejan no controlan eso y los tiques se compran en ciertos lugares de la ciudad. Lo único es que si en algún momento se monta un fiscal y las personas no tienen su pasaje comprado les recargan una multa BIEN sabrosita. Pero nosotros ignorantes, hasta entonces, del asunto viajamos gratis por la ciudad.



Dos días después volvimos a Roma. Tuvimos un bello encuentro con el pedagogo Francesco Tonucci y los niños y niñas participantes del congreso que hacen mensualmente llamado “Consiglio dei bambini” (más información en el blog “Desde mi visión”). Y Fue el mismo profesor quien, amablemente, nos presentó otro lado de la ciudad. Fuimos a comer en un restaurant muy típico de Roma, fuimos en carro al estado más pequeño del mundo, “El Vaticano” y a través de las palabras de este interesante hombre fuimos conociendo muchos más detalles de la ciudad.

Italia es el país que guarda en su territorio la mayor cantidad de obras de arte del mundo, un 70% de todo el arte de nuestro planeta está bien colocada y exhibida en esta tierra. Otro dato interesante es que Roma en los últimos años se ha convertido en un enorme estacionamiento. Si creíamos que Caracas era infernal con el tráfico, no han conocido esta ciudad. Además las motos ya son un símbolo, es normal ver hombres, mujeres rumbo a su trabajo, jóvenes camino a la universidad… a todo mundo montado en su moto conduciendo por toda la ciudad. Otra cosa interesante, es que recorriendo las calles de esta ciudad, llega un momento en que te confundes, pues no sabes si estas en India o en China. Hay una enorme cantidad de inmigrantes que han hecho de esta tierra su casa.

Por último me gustaría comentar como la gente vive atenta a sus pertenencias en esta ciudad. Era común escuchar: “Cuidado con sus cosas, hay muchos carteristas aquí”… Dióx, imagínense, nosotros con nuestras super mochilas teníamos que estar atentos a cualquier movimiento raro.
Me encantó conocer Roma, me encantó recorrer sus calles anárquicas, sus paseos alocados. Me encantó recorrer sus monumentos, esos grandes lugares que atesoran historias, que guardan en silencio nuestra esencia, la esencia del hombre de hace miles de años. Me encantó vivir los contrastes, las diferencias, experimentar la bueno y malo de una ciudad. Me encantó este viaje fugaz a la “Ciudad Eterna”… Algún día volveré.